Y una vez realizada la conquista, una
vez alcanzado el objeto, ¿qué se ha ganado? Nada seguramente, si no es haberse
liberado del sufrimiento, de algún deseo, de haber alcanzado el estado que uno
tenía antes de la aparición del deseo.
He aquí, joven querido, las verdades
que debes meditar sin cesar, no olvidando jamás que la ternura de un amante no
es una afección benévola sino un apetito grosero que quiere saciarse, como el
lobo ama al cordero…
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