Foto tomada de: comunidadreal.files.wordpress.com
Un reconocido entrenador
de fútbol debe dejar su cargo luego de golpear a su compañera de velada. Un
joven con un futuro prometedor muere a manos de ladrones por resistirse al robo
de su teléfono móvil. Un senador se niega a presentar una prueba de alcoholemia
argumentando su posición de parlamentario. Un estudiante de una prestigiosa
universidad muere en una infausta y lluviosa noche de halloween. Un
ministro renuncia irrevocablemente después de asumir su responsabilidad en la errónea elaboración
de una reforma a la constitución.
¿Suena conocido alguno
caso de estos? ¿Son familiares los nombres de sus protagonistas?
Quizá haya algunas coincidencias
en estos casos donde la mayor pérdida ha sido la de las vidas humanas que se
truncaron violentamente. En otras, los escándalos aderezados con licor son la
nota predominante. Pero lo más notorio es que estas historias han cobrado
vigencia a través de los medios de comunicación merced a la acelerada
globalización tecnológica e informativa que acompaña nuestros días.
Cabe resaltar la enorme
capacidad de alcance de todos los medios (impresos, audiovisuales y digitales)
en función de divulgar los pormenores de cada caso, cual muestra de exagerada
exposición mediática a entornos ajenos a la naturaleza jurídica por la gravedad
de algunos de ellos al igual que el surgimiento de especulaciones de toda clase,
unas a favor, otras en contra.
Más allá de los
cuestionamientos sobre ética profesional de los trabajadores de medios así como
de los abogados, coprotagonistas de serie, se destaca el rol de la sociedad como
actor no pasivo dentro de la realidad nacional. La indiferencia de antes ha
dado paso a un despertar paulatino de la población colombiana que en diversas
formas ha levantado una voz colectiva como protesta ante tantos hechos
violentos y de corrupción en la administración pública.
Cuestionar la objetividad
de los medios de comunicación en asuntos como estos, tomaría varias páginas y
horas de discusión; sin embargo, adquiere validez el espacio brindado (tal vez
ganado a pulso) para tratar en detalle dichos sucesos en columnas de opinión,
blogs, estaciones radiales, canales de televisión y sitios web a través de las redes
sociales, el boom del nuevo milenio.
Y es la actitud decidida
de los ciudadanos de a pie, quienes con su voz virtual o su pensamiento
plasmado en caracteres que unen voluntades, han hecho posible que se haga
conciencia de la necesidad de cambiar en momentos de crisis.
La primavera árabe, los movimientos
de indignados en Europa y Estados Unidos así como las protestas estudiantiles
en Francia y Chile, son algunos ejemplos venidos del extranjero que han
inspirado no solamente a la gente del común sino también a los propios medios
en procura de reinterpretarse en su labor como parte integrante de transformación
en la sociedad colombiana.