Los Cambistas
Anónimo flamenco
(S. XVII)
Anónimo flamenco
(S. XVII)
Las recientes
noticias de la ayuda financiera que el eurogrupo brindará al reino de España,
que también nos recuerda el reciente pasado griego, portugués e irlandés,
revelan que los temores a una aguda crisis económica de magnitudes parecidas a
la de 2008, dejaron de serlo para convertirse en realidad.
Expertos en el
tema analizan a profundidad las causas reales y los efectos a futuro en la
economía española merced a lo que el presidente Rajoy, quizá por cuestiones
de conveniente retórica, evita llamar “rescate”. Para ellos, lo acordado entre
Madrid y Bruselas, para rescatar los bancos españoles, no es la solución
definitiva pues quedan muchos aspectos por reglamentar y modificar. Mientras
tanto, los ciudadanos con muchas incertidumbres, observan la escena.
Ejemplos como
los plasmados en estos países, que en su pasado reciente, fueron estables económicamente,
pueden ser un espejo donde nos veamos reflejados a nosotros mismos como sociedad.
Índices de desempleo que llaman la atención, falta de dinero circulante, difícil
acceso a créditos bancarios, entre otras señales de crisis financiera, pueden mostrar en nuestro horizonte un panorama similar al vivido por aquellos países de la eurozona antes de afrontar
su crisis.
La
implementación del tratado de libre comercio entre Colombia y Estados Unidos junto con sus consecuencias a corto y largo
plazo, los reajustes salariales, recortes de personal, cierre de las pocas
empresas nacionales, la baja demanda por parte del mercado, los efectos de la
globalización cada vez más acelerada y el incremento de la deuda pública, son
factores que si bien, no deben causar pánico, sí deben estar en la mira de
todos.
Los valores de
endeudamiento externo del país, según el Banco de la
República, suman más de 76 mil millones de dólares, con un porcentaje del 57%
del total de deuda pública colombiana. Estas cifras, de por sí alarmantes,
debido a su progresivo crecimiento, ubican al país en la línea de economías
emergentes que ondulan en el péndulo del crecimiento o la recesión.
Y es el ciudadano de a pie, el que carece de información económica
precisa, quien se inquieta más por su futuro cercano, por su estabilidad
laboral con todo lo que ello implica a nivel económico, familiar y social.
En medio de las protestas surgidas por el incremento del paro
(desempleo), la supresión de subsidios y subvenciones estatales, los ciudadanos
españoles envían una señal que indicaría algo para nosotros a futuro. El
rescate que el gobierno Rajoy ofrece a la banca y que a su vez niega pero que
tácitamente reconoce y acepta bajo las condiciones de la troika europea, el BCE, el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional, se hará a
costa de nuevos impuestos y mayores recortes en sectores tan fundamentales como
la salud, la educación o las pensiones.
A hoy, en Colombia
estamos a tiempo de establecer desde nuestras propias casas, moderados hábitos
de consumo, no influenciados por imaginarios colectivos ideales que enmascaran
una realidad tan latente como la propia responsabilidad de mantener una calidad
de vida acorde con nuestras posibilidades que no es solamente cuestión de los
dirigentes que deciden las formas de hacer viable el país en materia financiera.
Es un compromiso consigo mismo y con el entorno.
E
invocando términos del fútbol que por esta época capturan la atención desde la
Europa central y oriental, las recientes jugadas de la economía del continente
indican que la deuda exagerada parece no ser el mejor sistema para lograr el
deseado marcador.
Porque cada país se expone a que su equilibrio financiero,
sus programas y proyectos estatales y hasta el equilibrio emocional y la
estabilidad de sus ciudadanos en el futuro, queden exclusivamente en manos de
terceros. Pues como lo afirma el Vicepresidente de la Comisión Europea y Comisario Europeo para la Competencia, el
español Joaquín Almunia, “quien da dinero nunca lo da gratis, pues pone
condiciones y quiere saber qué se hace con su dinero”.
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