Hay
alguien que no hallaré al regreso de mi jornada
Alguien
de quien no volveré a recibir ése cálido abrazo
Alguien
que no llamará el domingo por la mañana
Alguien
que no veré envejecer a plenitud
Hay
alguien que no gozará de aquel especial aroma de hogar
Alguien
que no enjugará otra vez mis lágrimas infantiles
Alguien
que no sonreirá con mis trazos y figuras de colores
Alguien
que no contará otra historia sobre héroes y tumbas
Hay
alguien que no aliviará mis heridas de batalla
Alguien
que no disfrutará mis conquistas de ocasión
Alguien
que no escucharé más en su nocturno silencio
Alguien
que nunca estará en mi último desierto
Pero
también…
Hay
alguien que descansa a placer en las alturas de Dios
Alguien
que se recrea en un lugar de dulce habitar
Alguien
que añoro en lo profundo de mi brillante mirar
Alguien
que perdura en el fuego sagrado de Sion
Hay
alguien que me enseña a creer en mi propia grandeza
Alguien
que me aviva con la herencia de su amor maternal
Alguien
que me impulsa a descubrir el valor que no se ve
Alguien
que no quiero archivar en postales de soledad
Hay
alguien cuya presencia desvanece mi gloria y mi dolor
Alguien
que ilumina mis noches de velero en altamar
Alguien
que inspira el sueño de regresar a mi hogar
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